Tabaco

  • ¡Cigarrillos electrónicos, solución o problema !

    Durante los últimos años hemos asistido a una importante irrupción de cigarrillos electrónicos en el mercado. La industria del tabaco ha apostado de forma contundente por esta nueva alternativa al cigarrillo convencional, y ha invertido millones tanto en la promoción de estos productos como en su desarrollo. El cigarrillo electrónico ha generado una profunda división en la comunidad científica, entre aquellos que ven la oportunidad de reducir los estragos que causa el tabaquismo a nivel individual y global, y aquellos que ven una nueva amenaza para la salud pública a través de una nueva epidemia.

  • ¿Cómo daña el tabaco a nuestra salud?

    Actualmente la población puede considerarse suficientemente informada sobre los daños que el tabaco produce sobre la salud. A pesar de ello, el porcentaje de fumadores sigue siendo elevado en España, y los jóvenes se incorporan al tabaquismo a edades muy precoces, en las que la salud no constituye una gran preocupación.

  • Cigarrillos electrónicos y enfermedad cardiovascular

    Los cigarrillos electrónicos han sido promocionados como productos para dejar de fumar, bajo el lema de “reducción de daños”. Pero cada vez, tenemos más evidencia científica, sobre los efectos que estos productos tienen sobre la salud y la salud cardiovascular.

    Se han publicado series de casos de problemas respiratorios agudos relacionados con el consumo de cigarrillos electrónicos, e incluso se han reportado más de 500 en todo el mundo.

  • Humo de segunda, tercera y cuarta mano; ¿de qué estamos hablando?

    Humo de segunda mano:

    Se considera humo de segunda mano el que se inhala de forma involuntaria al estar expuesto a un ambiente donde otros han fumado, utilizándose indistintamente el término de tabaquismo pasivo.

  • Jóvenes y problemas relacionados con el tabaco : ¿problema actual o de futuro ?

    Según la encuesta EDADES de 2017 del Ministerio de Sanidad, el tabaco es la sustancia psicoactiva más consumida en España entre los 15-64 años, el 40% de la población lo ha consumido en los últimos doce meses. En cuanto al grupo de edad entre los 15 – 35 años en consumo diario, en hombres es del 36,6% y del 27,9% en mujeres. En cuanto al consumo de cigarrillo electrónico, el 8% de la población lo ha consumido alguna vez, siendo más prevalente en los grupos de edad entre los 15-24 años.

    Los efectos adversos de los cigarrillos electrónicos, hasta hace unos años era controvertido, pero a día de hoy, sabemos que son nocivos para salud, al igual que el tabaco convencional.

  • Tabaco y contaminación ambiental

    El humo del tabaco es nocivo a diferentes niveles. En primer lugar, para aquel que lo consume; en segundo lugar, es el inhalado por aquellas personas que están expuestas a los fumadores (fumadores pasivos); también es el “polvo” del tabaco que se queda impregnado en los objetos y por último, es el que contamina el aire, el suelo y el agua, es decir, contamina nuestro planeta.

  • Tratamiento del Tabaquismo. ¿Son útiles los fármacos ?

    Introducción:

    El tabaquismo es uno de nuestros principales problemas de salud pública y la principal causa de muerte evitable. Acarrea una importante carga de enfermedad y muerte prematura, y genera un importante coste sanitario y social. El tabaquismo es factor de riesgo de dos de las principales causas de mortalidad prematura, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, además de ser el principal factor de enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Se estima que la mitad de los fumadores morirán por una causa relacionada con el tabaco. La forma de evitar estas muertes pasa por la prevención del inicio en el tabaquismo y la facilitación del cese en fumadores. Más del 70% de los fumadores activos declaran que les gustaría dejar de fumar, y muchos de ellos hacen un intento espontáneo sin ayuda profesional ni farmacológica. Sólo un 5% de esos intentos se transforman en una abstinencia duradera, principalmente por la gran capacidad adictiva de la nicotina, que por sus acciones a nivel del cerebro genera fenómenos de dependencia y tolerancia: el fumador necesita la nicotina para evitar los desagradables síntomas de abstinencia, y cualquier intento de reducir la cantidad inhalada se traduce en el conocido “mono de tabaco”.